EL LADO BUENO DE LAS COSAS
Me gusta mucho esta película. Quizás me reconozca en las alas rotas de los protagonistas. En él: que no ha dejado de creer en el lado bueno de las cosas, aunque la maceta del amor se le estalló en las manos y necesitará mucha, mucha paciencia para recomponerla sin marchitarse; o como ella, una loca peligrosa, impulsiva y vibrante, que antes se revienta las venas, que deja de sentir amor, pasión o rabia. Me encanta que no bailen bien, que se pisen y que respiren agotados mirando sus pies descontrolados. Y qué decirles de ese aliento que se soplan en la nuca mojada por el esfuerzo mientras bailan, sin dar tiempo a que florezca una sexualidad tan deseada, como prohibida; porque ambos se creen aún casados con muertos que les persiguen a pesar de corren cada vez más rápido. Creo en la belleza de la imperfección, el amor hacia unos padres que solo les enseñaron a volar cuando no llovía, la comida hecha con las manos, las bolsas de basura para ir a correr, la necesidad de ver los