EL LADO BUENO DE LAS COSAS


Me gusta mucho esta película. Quizás me reconozca en las alas rotas de los protagonistas. En él: que no ha dejado de creer en el lado bueno de las cosas, aunque la maceta del amor se le estalló en las manos y necesitará mucha, mucha paciencia para recomponerla sin marchitarse; o como ella, una loca peligrosa, impulsiva y vibrante, que antes se revienta las venas, que deja de sentir amor, pasión o rabia.
Me encanta que no bailen bien, que se pisen y que respiren agotados mirando sus pies descontrolados. Y qué decirles de ese aliento que se soplan en la nuca mojada por el esfuerzo mientras bailan, sin dar tiempo a que florezca una sexualidad tan deseada, como prohibida; porque ambos se creen aún casados con muertos que les persiguen a pesar de corren cada vez más rápido. 
Creo en la belleza de la imperfección, el amor hacia unos padres que solo les enseñaron a volar cuando no llovía, la comida hecha con las manos, las bolsas de basura para ir a correr, la necesidad de ver los álbumes de nuestros fracasos, los gritos de desespero: ¡que nos llamen locos, si quieren! ¡que no nos avergonzamos!, y tirar el libro por la ventana a las tres de la mañana.
Pero lo que más me gusta es la dulce melodía de las segundas oportunidades que se va tejiendo lenta. Esa música de Bob Dylan que suena en el trasfondo de sus miradas. Reflejos de hojas tiernas de amor que caen lentas desde la ensoñación, al son de una guitarra que, suavecita, rasga las cuerdas de ambos corazones. Esas manos, antes bruscas, que se van reconociendo, tanteándose: Ya ves, que no siento tu anillo de casado, dijo ella, ni yo el tuyo de viuda viciosa, respondió él confuso. 
Yo tampoco creo en las vidas de suelos espejados, de relojes de oro, de cócteles con la perfecta guindilla, ni de uñas esculpidas en rojo con las que se acarician los cuerpos tonificados. Yo creo en el “pasa y no mires, que está todo tirado”, en los relojes con los minuteros agitados y los segunderos en paro, creo en mi cristalería de copas huérfanas, creo en los calcetines de distintos tamaños que se han juntado en el cajón buscando pareja, creo en los parados que miran a las estrellas buscando una buena idea para sobrevivir, creo en una cerveza fresca que te evapora el cansancio y creo en que si juntamos tus alas y mis garras seremos un extraño ser alado, pero que estoy segura...remontará el vuelo. 

Comentarios